La concentración en Chile alcanza niveles muy significativos en casi todas las dimensiones y definitivamente una de ellas, la concentración espacial en torno a la capital o Región Metropolitana, está afectando negativamente el desarrollo socioterritorial.
A pesar de lo anterior, y como consecuencia inadvertida del modelo de desarrollo implementado desde fines de los setenta que favoreció a los sectores exportadores de commodities localizados en las regiones, Santiago económicamente creció sólo como el promedio de las otras áreas urbanas, siendo superada por doce de las veinticinco principales ciudades nacionales. Es más, Santiago en 2011 estaba, en ingreso per capita, bajo Antofagasta, Calama, Iquique y Copiapó –ciudades commodities- y en un nivel equivalente al de Rancagua y Punta Arenas. Como consecuencia también de ese menor dinamismo económico, Santiago
creció menos, demográficamente, que la media de las mayores áreas funcionales urbanas de Chile (OECD,2013).
El modelo de economía de mercado consigue – mediante la desindustrialización metropolitana y el mayor dinamismo de las regiones exportadoras de commodities- una desconcentración económica relativa de la Región Metropolitana, pero a cambio de una sorprendente hiperconcentración corporativa y financiera en la capital: su sector de servicios empresariales y financieros representa casi dos tercios del nacional. A ella se agrega una alta concentración en la formación y retención de capital humano calificado, de la propiedad del capital físico y financiero que permite extraer rentas significativas desde las regiones, además de una
fuerte concentración metropolitana de la innovación.
Una constatación complementaria se relaciona con las transformaciones analizadas: en Santiago, a pesar del centralismo o por causa en parte del mismo, se hizo extrema la desigualdad, superior a la de todas las áreas urbanas de Chile, y a las de todas las regiones urbanas de los países de la OECD (OECD,2013). Como indicador, el último Índice de Gini para Santiago, 0.52, sólo era superado por Río de Janeiro -0.60- y Johannesburgo -0.74- (CEP-Brookings, 2016).
Esta es la deuda social de su radical transformación económica y laboral, que hizo de Santiago el epicentro corporativo y financiero del modelo chileno, con la mayor y mejor dotación de capital humano, reconvirtiéndolo en el broker de la inserción del país en los mercados globales. En este contexto, este proyecto tiene como objetivo el investigar las causas y mecanismo que han promovido la concentración y centralización de las oportunidades en torno a la Región Metropolitana, tales como el ingreso, el poder político y económico; y generar un adecuado diagnóstico que permita un diseño adecuado de políticas, que consideren las consecuencias de ellas en el territorio y que promuevan un desarrollo regional balanceado y un acceso más equitativo a las oportunidades que provee el país.
El proyecto es multidisciplinario, tomando perspectivas de la planificación urbana y regional, la economía y ciencia regional y geografía económica, para estudiar problemas, causas y mecanismo de la concentración territorial de la propiedad del capital, el capital humano avanzado, la innovación, la producción de servicios financieros y la provisión de bienes y servicios de las demandas de las instituciones del Estado chileno. Todo esto en el contexto reciente de desarrollo nacional que se ha caracterizado por políticas que localmente han ignorado la heterogeneidad del territorio (espacialmente ciegas) y los efectos de la globalización en las regiones del país.
Finalmente, el proyecto espera producir una serie de resultados publicados, en los primeros tres años, y una síntesis, en el cuarto año, que incorpore las diferentes disciplinas involucradas y los diferentes problemas estudiados en la explicación y en la información generada para el diseño de políticas, de modo de generar una perspectiva integral para reducir la concentración y centralización en torno a Santiago y promover el desarrollo del resto de las regiones del país.